martes, mayo 23, 2006

Big Bang.

Cada uno tenemos nuestro momento de explosión, y no me refiero a esos íntimos momentos en el excusado sino a los arranques de expresividad que nos liberan del quehacer cotidiano.

Ahora mismo estoy sentado en la cafetería de mi universidad, con Enya susurrándome a través de los cascos… y me apetece escribir. Es un momento de explosión, es MI momento y nadie puede arrebatármelo. El placer de lanzar ideas sobre una pantalla que para mí evocan sentimientos especiales no tiene parangón. Si además consigo que, cuando me lees, se erice el pelo de tus brazos, se libere una mariposa en tu estómago, una hormiga recorra tu espalada o un suspiro se escape de la cárcel de tus labios… mi pasión por la escritura se multiplica hasta lo inimaginable.

Para muchas personas, abrir una ventana a su mundo interior es la respuesta a una necesidad. Otras disfrutan viendo cómo los primeros dan pintura a un sentido, melodía a un sentimiento, arcilla a una imagen, o coreografía… a la vida.

BTS

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