Prisionero de uno mismo.

La dulzura de un anhelo vive pareja con la amargura del deseo, pero sólo cuando éste queda flotando en una nube de espesa confusión. Ésta, bailarina sin escenario, se mueve censurando la luz a intervalos aleatorios y siempre inoportunos.

Sólo cuando la negrura alivie su carga, en el momento en que la tierra se alimente de nuevo y crezcan nuevas briznas de hierba verde, los ya oxidados grilletes caerán.

BTS