sábado, diciembre 02, 2006

Duende
Ni la luna ahora creciente,
ni las alas de tus pies
hacen que estés sonriente
ni que vueles a la luz.
Duendecillo de ojos verdes,
duendecillo de alma azul.

Qué fue de tus travesuras,
qué de tu querer vivir,
qué de todas tus locuras
y de aquel inquieto humor.
Duendecillo de alma pura,
duendecillo sin pudor.

Quien calló tu alegre canto
silenció toda canción
y apagó el sol con tu llanto,
llanto que no seca el sol.

Si pudiera con mis manos
arrancar toda tu pena,
no conoce Dios los lazos
que impidieran tal faena.

Vuelve si quieres quererme
y si quieres que te quiera,
que yo trato de ser fuerte
resignandome a tu antojo.
Duendecillo de mi mente
Duendecillo caprichoso.

Tt
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